Preguntas frecuentes sobre Almohadas

Depende de la necesidad de cada durmiente, especialmente de su postura al dormir. Una almohada dura no es mejor que una blanda y viceversa, lo que sí hay que tomar en cuenta es que su altura y grado de firmeza efectivamente ayuden a procurar un descanso adecuado.

No existe la altura “ideal”, ya que la elección depende de la postura al dormir, estatura, peso e incluso, el padecimiento de ciertas condiciones como sinusitis, ronquidos o apnea del sueño. Pero en términos generales, quienes duermen boca arriba deberían usar una almohada de altura media. Para dormir boca abajo, una de altura baja puede funcionar. Y quienes duermen de lado podrían sentirse más cómodos con una almohada de altura media-alta.

Es un modelo diseñado para proteger las vértebras cervicales, por lo que su diseño tiene una forma anatómica que sujeta la cabeza, la nuca y el cuello. Se recomienda para personas con dolores cervicales (previa sugerencia médica) y para quienes pueden dormir de lado o boca arriba sin moverse frecuentemente.

Aunque en muchos casos se estila tener una almohada grande con fines decorativos, la realidad es que al momento de dormir es necesario que cada durmiente tenga su propia almohada. Primero, porque cada uno ha de tener preferencias al descansar que pueden interrumpir el descanso del otro, y segundo porque así se puede disponer mejor de la almohada para cambiarse de posición.

Si no se quiere prescindir de una almohada grande lo recomendable es que esta sea de la gama económica, y las otras dos sí sean acordes a las necesidades de cada durmiente.

Para los niños se recomiendan almohadas bajas que no excedan los 10 cm de altura. Sin embargo, cada etapa de crecimiento puede tener diferentes exigencias, por lo que es importante estar atentos a las necesidades del niño, así como de sus posturas dominantes al dormir para hacer la elección más adecuada.

Quienes duermen boca abajo deberían utilizar una almohada blanda y fina, de tal modo que la cabeza quede alineada con el resto del cuerpo de la misma forma que cuando se está de pie. Mientras que para dormir boca arriba o de lado se recomienda una almohada de grosor y firmeza intermedia.

Almohadas de fibra: vuelven a su forma original con rapidez. Además, la fibra permite la circulación de aire, haciendo que la almohada sea más transpirable y por lo tanto, más fresca y con menos posibilidades de retener la humedad. También son lavables y por lo tanto, más higiénicas.

• Almohadas viscoelásticas: como tienen una alta adaptabilidad, se ajustan a la forma de la cabeza, favoreciendo la posición de la nuca, el cuello y la cervical y por lo tanto, mejorando la calidad del descanso.
• Almohadas de látex: son suaves, lo que las hace agradables al tacto. Además, su estructura permite una circulación de aire necesaria para mantener la higiene.

No necesariamente. Sin embargo, si se va a comprar un colchón nuevo, puede ser una buena oportunidad para comprar almohadas del mismo material.

Aunque existen fundas de diversos tipos de materiales, aquellas que están hechas con 100% algodón son las más recomendables, debido a que son suaves al tacto, frescas, tienen alta transpirabilidad, absorben el calor y son lavables. Existen fundas con mezclas de materiales, como algodón con poliéster, pero aunque muchas veces son muy económicas, suelen dar mucho calor.

Las almohadas de látex aportan mayor firmeza, pero las viscoelásticas tienen mayor adaptabilidad, por lo que se ajustan mejor a la forma del cuello y son ideales para personas con problemas cervicales.