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El ritmo circadiano es una parte de nuestro organismo encargado de ordenar nuestras funciones fisiológicas en ritmos de 24 horas. Es decir, gracias a este ritmo biológico nuestro cuerpo sabe cuándo dormir, cuándo despertarse o cuándo comer y conviene asegurarse de evitar que sufra alteraciones, pues estar expuesto a algún tipo de trastorno del ritmo circadiano puede llegar a provocar problemas como obesidad, diabetes, depresión o trastornos de personalidad.
El correcto funcionamiento de los ritmos circadianos está muy relacionado con los cambios en la intensidad de la luz y esto es lo que explica que se produzca el conocido como síndrome de cambio rápido de zona horaria, popularmente llamado jet lag.
Cuando se viaja se producen alteraciones en el ciclo sueño-vigilia y este problema se manifiesta tanto cuando se va hacia un huso horario mayor como cuando se va hacia un huso horario menor. En ambos casos, si el cambio horario es brusco, al llegar al país de destino el cambio de luz puede afectar al sueño por lo que el cuerpo se ve sometido a las consecuencias derivadas de esto. Vamos a ver qué podemos hacer para tratar de mantener un correcto ritmo circadiano y evitar así problemas de salud.
Para cuidar el rimo circadiano, hay que tratar de evitar los cambios de hábitos. Lo primero que hay que tener en cuenta es que nuestra habitación tiene que ser un espacio tranquilo, libre de distracciones y en el cual podamos estar cómodos y a gusto. Irte a la cama y estar en un entorno agradable es mucho más importante de lo que parece. Si ves que en tu cuarto hay demasiadas distracciones o que no descansas a gusto, trata de quitar objetos de tu vista o cambia de colchón. Gastarse el dinero en eso es invertir en salud.
En segundo lugar, hay que destacar que el móvil, a día de hoy, es prácticamente una extensión de nuestro cuerpo pero a última hora del día es recomendable que tratemos de desconectar. Los cambios de luz afectan a nuestros ritmos circadianos y si tu pantalla se ilumina a mitad noche o tu teléfono empieza a sonar, te despertarás.
También hay que tener en cuenta que las comidas copiosas, el alcohol o la cafeína pueden afectar a nuestro organismo. Cenar mucho no es nada recomendable y beber alcohol, café o algún tipo de bebida energética es del todo desaconsejable. En el primer caso, tu organismo seguirá trabajando mientras tú tratas de dormir; en el segundo, tu cuerpo se activará en exceso y no podrás conciliar el sueño.
Asimismo, los cambios en el horario laboral o estudiantil también pueden afectar a los ritmos circadianos. En época de exámenes muchos jóvenes estudian de noche ante la presión de no llegar a tiempo pero esto no es nada recomendable, puesto que el reloj biológico que regula los ritmos circadianos se ve alterado de tal manera que provoca la falta de concentración y de memorización necesaria para aprobar.
En el caso de los horarios laborales, hay que tener en cuenta que hay algunos trabajos que se tienen que desarrollar de noche. La mayoría de empleos de este tipo están retribuidos con un plus salarial puesto que, como afectan a la salud de aquellos que desempeñan estos turnos, se premia a los trabajadores de esta manera. Si tu trabajo te exige trabajar de noche, es posible que durante las primeras semanas experimentes cambios de humor o cansancio pero, con el tiempo, irán desapareciendo progresivamente.
Tener una buena higiene del sueño es muy importante pues si no se puede sufrir somnolencia diurna e insomnio nocturno, dos de los principales problemas derivados del mal funcionamiento del ritmo circadiano.
Así pues, cuidar la alimentación, intentar desconectar antes de dormir y acostarse y levantarse siempre a la misma hora, al menos entre semana, son algunos de los principales consejos que se pueden seguir para conseguir evitar algún trastorno del ritmo circadiano. Trata de aplicarlo de ahora en adelante y verás como tu cuerpo se somete poco a poco a las nuevas pautas, con los correspondientes beneficios que ello tiene para tu actividad diaria.
